martes, 19 de abril de 2011
Sexo de tendedero
La polea de la cuerda de tender que une la ventana de la cocina de mi vecina con la mía, chirría cada vez que ella tiende algo. Con un movimiento ensayado hace que la polea chirríe hasta que ve mi sombra tras la ventana, y entonces comienza a colgar su ropa interior. En ese momento, hacemos el amor. No es un polvo al uso; no hay contacto, ni caricias, pero sí hay amor y delicadeza. Aunque los dos llevamos la ropa puesta y nos separan unos metros, hacemos el acto sexual de una manera tan intensa y entregándonos uno al otro de tal manera que cuando terminamos cada uno siente un vacío inconmensurable.
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