- Pues yo creo que lo va a conseguir.
- ¿Cómo puedes decir eso?-, respondí malhumorada. – Jamás he conocido a nadie tan petulante.
- Dale un voto de confianza, quizás lo logre.
- ¡Imposible! Según cuenta, quiere salir de Paris con el niño recién nacido. Cruzar dos mil kilómetros sin apenas descansar. Alimentarse de lo que encuentre a su paso por las diferentes localidades donde haga escala. Luego, al llegar a su destino, debe encontrar la dirección y entregar al pequeño en perfecto estado.
Tú dirás lo que quieras pero es una temeridad. Yo sería incapaz de hacerlo.
- Claro, pero eso es porque nosotras somos urracas, y ella, una cigüeña.
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