miércoles, 20 de abril de 2011
LA PALIZA
Me estaban dando una paliza. El primer puñetazo es el que más daño hace. Los siguientes, ya en caliente, duelen después. Cuando terminan se apartan a un lado y se encienden unos cigarrillos. Aprovecho para levantarme y sacudir mis pantalones, de los que saco unos pañuelos con los que taponar la nariz. Me aliso el pelo y consigo meter el brazo por la manga de la chaqueta. Ajusto la corbata y miro hacia el suelo porque he perdido el pasador y esto me va a joder la colección de pasadores. Lo encuentro y lo recojo. Pienso que al fin y al cabo tengo suerte y camino. Al alejarme los oigo charlar, tal vez, comentando el trabajo: Bla, bla, bla.
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