martes, 19 de abril de 2011
Si ella calla
Debí suponerlo, pues el sol se había ocultado y, en la oscuridad, siempre ocurren esas desgracias. Sin embargo, nada durante ese día me advirtió del silencio que pondría fin a mi existencia, ni su sonrisa al despertar, ni su gracia para cocinar, ni su caricia en la caminata vespertina, ni su mirada justo antes de dejar de hablar por la noche. Debí suponer que después de la palabra que me dio la vida, vendría el mutismo que me la quitaría. Pero no lo hice, y ahora su silencio ha arruinado mi ser, pues yo no soy si ella calla.
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