Ayer fue un día terrible. Como todos los domingos fui a comer a la casa de mi abuela con el Tuqui, mi hermano menor. Mi vieja nos vistió con las mejores pilchas, heredadas de mi primo Coquito, el que tiene plata. Cuando la Nona abrió la puerta ya sentí un olor raro. Mi hermano. como buen muerto de hambre que es, abrió la tapa de la olla y ahí se me hizo un nudo en el estómago. Me senté debajo de la higuera y hasta la hora que volvimos a casa no me moví. Mi hermano vino tres veces a buscarme pero no comí, le dije que estaba descompuesto.
La tercera vez el Tuqui me dijo - Le voy a contar a mamá que no probaste bocado, mirá que hacerle asco a la comida, de agrandado que sos.
Entonces yo aguantando las lágrimas, con bronca, casi gritando, le respondí- Yo lo quería a Plumita Blanca. Lo vi nacer al patito en esta casa.
SOL DE OTOÑO
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