lunes, 18 de abril de 2011
Arena
Amo la arena. Me gusta tumbarme y sentir cómo se amolda a mi cuerpo. Es verla y recordar los juegos, la pala y el cubo, la toalla de Mickey, el heladero y sus polos, las chicas mostrando su belleza mientras las olas rompen suavemente en la orilla. Me gusta enterrar un pie, un brazo, jugar a que han desaparecido y de repente, como un monstruo escondido, que vuelven a emerger. Aquí tumbado, siento los granos deslizarse, suaves, entre los dedos. Desde el accidente de avión nada ha sido igual, la arena ya no me gusta tanto. Se me cuela por todas partes y andar es muy difícil. Es mala suerte, sobrevivir y aterrizar en este maldito desierto
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