No quiero que castréis a los leones. Dejadlos con su fuerza y aire de reyes. Que caminen libres con su poder, orgullo y porte noble.
No quiero que castréis a estos leones. Nacieron para perpetuarse con amor de diente y garra.
No quiero que castréis a los leones. Leonas tristes lloran al atardecer sangriento. Pálidos reflejos esparcen sombras de cuchillos. Los leones no rugen. Fieros antes; vencidos ahora como cerdos para el matadero.
¿Por qué habéis castrado a los leones? ¿No os advertí? Domadores severos castigarán vuestra osadía. No argumentéis que en África hay muchos. Vosotros lo pagaréis en vuestros cuerpos.
Gritos de mujeres al anochecer. Se quedaron sin maridos, porque ahora no se les puede llamar "hombres".
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