En los últimos treinta años su verbo y su físico habían cambiado.
Sus libros sistemáticamente se encontraban entre los primeros puestos de los Top Writermen, y su tercera esposa, era una modelo de 24 años.
Llegó dispuesto a todo, a los 15 minutos resoplaba, pasados otros 15 decidió ducharse y volver al día siguiente. Al salir del gimnasio se sobresalto al comprobar en los cristales que aquella peluca que tanto le favorecía, iba disparatadamente ladeada hacia el lado izquierdo, confiriéndole un aíre cómico.
Tantas veces había disertado acerca de la frase “Una imagen vale más que mil palabras” que decidió cambiar a una profesión más anónima.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario