miércoles, 13 de abril de 2011
Su instinto la mató
No sabía cómo había llegado a aquel paradisiaco lugar y por mucho que se esforzó no consiguió recordar quién era. A su alrededor, la verde y extensa superficie regada por inmensas masas de un vivo líquido la invitaba a explorar aquel mundo nuevo. Cientos de seres de inclasificables formas la rodearon mientras trataba de buscar respuesta al sentido de todo aquello y de su propia existencia. En un momento de su impactante recorrido comenzó a sentir un vacío en el estómago y su instinto la llevó a acercarse a una enorme estructura verde y marrón de la que colgaban rojas esferas de lo más apetecibles. Eva arrancó con avidez una de esas esferas y el cielo comenzó a volverse gris.
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