lunes, 9 de abril de 2012
Despedida
Sólo, cabizbajo, con la mirada perdida, no le pesan los años, sino la rabia contenida. Al otro lado del cristal, la muerte inquisitiva, le esboza una sonrisa; traidora y caprichosa, le venda los ojos con una caricia, le engaña, seduciéndole con su dulce melodía. Se esconde en cada esquina, acechando cobarde, esperando un débil latido, para abrigarle con su fúnebre manto negro.
Flaquean sus fuerzas, el alma siente herida. Se acerca irremediable la despedida…
¡¡Maldita!!. Me niego a nombrarte, aún sabiéndome tu víctima. ¡Cuánta tristeza se alberga en mi corazón!. ¡Cuánta amargura que no encuentra salida!. ¡Qué sinrazón!. Lágrimas que afloran de pena, desesperanza y congoja, por no encontrar un sentido a tanto sufrimiento.
Se torna irrespirable la despedida…
helena
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