martes, 12 de abril de 2011
Azar
Dejamos en la arena besos y caricias, tostados por el sol. A paso lento llegamos abrazados a la parada del autobús. Siete pares de ojos nos miraron, todos concentrados en lo pequeño del traje de baño de mi novia. Me incomodó tanto descaro. La solté, dando un paso hacia delante, para encarar al más cercano mirón, concentrando así la atención de los demás. Sólo pude abrir la boca y no alcancé a articular palabra alguna ya que el bus, sin frenos, nos embistió sin miramientos.
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