“Dios no juega a los dados”
Albert Einstein
-¡Veo!
-¡Tres ases! -Declaró él de la barba blanca echando triunfalmente sus naipes sobre la mesa.
-¡Escalera! Yo gano. Te debía nueve de ayer, con los diez de esta mano quedas debiéndome uno. ¿Anoto en la libreta? –preguntó su contrincante que ostentaba unos cortos cuernos oscuros en su frente.
-No: no vale la pena. Por uno: saldo mi deuda de inmediato. Y el de la barba blanca saeteó su mirada, funesta y sin tiempo, sobre una ciudad cualquiera, un barrio, una casa, una ventana, un hombre.
Luego vino aquel de los cuernos y me llevó consigo.
“Dios no juega a los dados, juega al póquer y nosotros somos la posta en juego”
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