! Extiendo mi mano y puedo sentir el reconfortante calor de tu cuerpo: por suerte estas aquí a mi lado para vencer mis temores.
-Anoche soñé que tú me decías con voz aterrada "¡Despierta! ¡Sálvate, tú puedes hacerlo, despierta!” Me asustaste ¿sabes?
Pero veo de nuevo tu mirada aterrada como en el sueño. Y de nuevo tú gritas:
-¡Todavía estás a tiempo! Todavía puedes hacerlo. ¡Despierta! ¡Sálvate
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