lunes, 5 de marzo de 2012
LA PRIMERA VEZ
La primera vez, fue mi padre quien me trajo.
Para un niño de cinco años, al que el súmmum de capacidad de agua era la que cabía en un barreño en el que su madre lo bañaba todos los domingos por la mañana, aquello era un problema de cálculo indescifrable: «¿Cuánta agua cabría en aquél enorme barreño?
Ahora, que ya soy mayor, lo contemplo con añoranzas y aún ando por aquellos cálculos sin mayores progresos.
Pero recuerdo que, aquél día, aquella primera vez ─porque siempre hay una primera vez─, fue mi padre quien me trajo... y me mostró el Mar Menor.
MAN
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