Veo pasar la vida entre cristales
empañados, el espejo devuelve la tristeza de este moribundo
naufragio. Mi amor es un trozo de hielo que en el océano se derrite
sin pausa, con apenas alimento alguno merma, se consume, adelgaza.
Busco escaparme de esta isla,
dejar de vivir asfixiada. Atrás caricias, flores y alas
ahora anzuelos, dardos, lanzas.
Siento crecer cientos de ortigas
por todos los rincones del alma, no recuerdo el último abrazo,
duerme el granizo en mi cama.
La soledad se apodera del cariño.
Compañero de viaje, el hastío. Insultos, amenazas, gritos. Tanto
amor derramado, vacío.
Quiero abrazar al destino,
empezar con ilusión de nuevo. Mirar la luna mecerse
en la cuna de mis anhelos.
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