miércoles, 28 de marzo de 2012
Aisha
Aisha se convirtió en mi ángel desde el momento en que nací.
Su rostro “empañolado” que por puro azar ayudó a traerme al mundo, fue lo primero que vieron mis ojos al abrirse en medio del aroma de las cocinas que formaban aquel patio vecinal.
El destino quiso que yo decidiera venir a la vida con prisa. Mi vecina, alguien que no había estudiado nada en los libros pero partía de la experiencia de alumbrar sola y en casa a tres soles de criaturas, fue la mejor comadrona.
Podría decirse que nos sentimos siempre en deuda con ella y que a partir de aquel encuentro fortuito nuestras familias comenzaron un camino con cientos de páginas escritas sobre la memoria.
Sofía Soto
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario