Todo
lo que te dejaste cabe en una caja. Tu libro favorito, el cepillo de
dientes, la taza de café que, aunque vieja y prácticamente rota,
nunca me dejaste tirar. Me decías que me querías, hasta que dejaste
de decirlo. Yo no me di cuenta de en qué momento aquellas palabras
dejaron de llegar a tus labios, lo que, supongo, significa algo.
Quizás los dos nos cansamos, quizás todo el mundo se cansa. Quizás
también este quizás lo meta en la caja. Por si algún día te
apetece venir a buscarla.
Ninguno.
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