En
cenizas han quedado las idolatrías de estos indios olvidados de la
misericordiosa mano de Dios. Sus pócimas y sus ungüentos ya no
sirven a nadie. Ya no serán útiles tampoco a fray Fernando, a quien
desde hace días una tos de flemas rojas ataca con furia y no le deja
regañar cristianamente a estos pobres ignorantes.
Elizeus
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