Recuerdo cuando nos conocimos, la primera cita. Recuerdo como te ruborizaste cuando te acaricié la mano, el primer beso. Recuerdo aquellos años de noviazgo en los que nos conocimos y supimos que éramos el uno para el otro, para siempre. Recuerdo nuestra boda, el nacimiento de nuestras tres hijas. Recuerdo cuando Rosa nos hizo abuelos y como me besaste para celebrarlo. Recuerdo como tus manos han ido endureciéndose, agrietándose mientras recorrían una y otra vez todo mi cuerpo.
Hoy, viéndote sentada frente a mi con la mirada perdida no puedo evitar secarme las lágrimas y, a la vez, decirte que mientras estemos juntos yo estaré aquí; yo recordaré por ti.
Lope de Vega
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