- Hola, amigo ¿me llevas contigo?
- ¡Caramba! –me sobresalté. Esto sí que no me lo esperaba. Miré para los lados, por si alguien nos observaba con gesto de reproche, pues aquí no se puede hablar. No era así.
- Hola, ¿no me escuchas? ¿Acaso no buscabas algo por aquí? –insistía.
- Sí, pero… -volví a mirar: nadie se inmutaba-, ¿no es raro esto? –contesté, con cara de extrañeza.
- ¿Raro? Hombre, no sé: tú buscas, yo encuentro… La vida suele ser eso, más o menos.
- Ya… No sé, en cualquier caso me parece extraño -balbuceé.
Tomé el libro provocador y decidí llevármelo en préstamo. Las bibliotecas públicas son una caja de sorpresas...
Liber amicorum
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