martes, 6 de marzo de 2012
Como cada día
Como cada día, salió del trabajo, tarde, como siempre. Subió al coche y volvió a casa, rápido, como siempre.
Como cada día abrió la puerta y encontró un reino de soledad, un imperio deshabitado, sin súbditos ni enemigos.
Como cada día bebió un zumo y dejó el vaso en el fregadero, en una pila de vasos que alcanzaba ya el techo en incierto equilibrio.
Como cada día fue al dormitorio, necesitaba descansar para afrontar el duro día que le esperaba mañana.
Como cada día se recostó en la cama y soñó otro futuro.
Como cada día soñó que anudaba todas las sábanas y las echaba por la ventana, para escapar de la rutina, como cada día.
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