jueves, 15 de abril de 2010
Barbaridad
La lluvia me taladra el cerebro, porque la oigo y la siento pasada por el filtro del paraguas. Por eso lo cierro y, aunque me mojo, soy una puntita más feliz, lo justo para no sorprenderme pensando en saltar de pronto a la vía del tren. En las noticias dirían que era un suicida, y mi familia se preguntaría qué me empujó a hacer semejante barbaridad. No es una barbaridad, todo el mundo puede pensarlo durante un segundo cuando siente que en su vida nada es cómo querría. Luego ese segundo pasa y vuelvo a ser moderadamente feliz, pero a veces me da miedo pensar que un día puede no haber nada que me sujete cuando pase el tren.
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