viernes, 16 de abril de 2010
La maldición
Le rogó al hechicero que lo librara de la maldición de la bruja. Estaba harto de ser un monstruo dependiente de las fases de la luna. Ya no quería convertirse en aquel ser malvado, abominable y desdichado cuya vida era una pesadilla no sólo para él mismo, sino también para quienes lo rodeaban. Así fue que el hechicero, conmovido y lleno de compasión por la infeliz criatura, deshizo aquella maldición añeja que la condenaba a la más atroz monstruosidad. Desde entonces el ex hombre-lobo vaga por la estepa, libre y feliz, aullando a la luna.
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