sábado, 17 de abril de 2010
Oda a lo útil
Enamorarse es tan inútil como los manteles de tela o los tanatorios. También es inútil comer con las manos y, además de inútil, es engorroso, sucio y grosero. Son inútiles, claro, los chalecos y los guantes sin dedos, el tratar de no engañarse ante algunas particularmente nocivas situaciones y los cuchillos para el pescado. Pero lo cierto es que lo inútil se antoja en ocasiones exquisito y delicioso, casi tanto como enamorarse o la impetuosa alegría por seguir vivo que todo ser humano tiene al salir de un tanatorio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario