sábado, 17 de abril de 2010
La luz de las farolas
A veces, cuando paseo por el solitario parque, intento encontrar a mi conciencia. Observo detenidamente el tiempo, el clima, el aroma que desprende en el asfalto mi sencillo vaivén. Y curiosamente observo las farolas, que están ahí, muy necesarias para el andar de las almas nocturnas. Pero lo que más me impresiona, es su capacidad para percibir mi estado de ánimo, cuando a mi paso, algunas se funden de mi tristeza y en otros días, se iluminan de mi entusiasmo. A pesar de parecer una simpleza, le doy bastante importancia a mi paso por la luz de las farolas.
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