viernes, 16 de abril de 2010
Tampoco hoy
No vendrán hoy, aunque no hayan dejado ningún mensaje en la nevera, ni hayan escrito una carta de despedida, ni nos lo hayan comunicado por teléfono. No vendrán a pesar de que les pongamos una taza de leche sobre la mesa en cada desayuno o les preparemos la cama con sábanas limpias. No abrirán la puerta de casa, ni te rodearán el cuello con un fuerte beso, ni ensuciarán el vestíbulo con pisadas de barro. Hoy no dirán buenos días cuando levantes la persiana de su habitación. Hoy no vendrán, cielo, porque aunque te cueste asumirlo, Paula y Javier nunca nacieron.
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