lunes, 19 de abril de 2010
El hombre del paraguas
La lluvia parecía no querer dar tregua en toda la tarde. A mí me daba igual mojarme que no, pero pedí otra copa y me quedé mirando tras los cristales. Pensaba en que también mi vida hacía aguas. Era como de risa: despedido del trabajo, abandonado por mi esposa, desahuciado por los médicos y olvidado por los amigos. ¿Alguien daba más? Estaba a punto de desmoronarme, cuando vi pasar a aquel hombre y su gran paraguas. Con él protegía a su hijo que caminaba feliz y ajeno en aquel enorme refugio adonde no llegaba la tormenta. Permanecí observándolos hasta que doblaron la esquina. Luego, apuré el whisky y salí a la lluvia. Rebuscando en mi memoria caminé despacio calle abajo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario