Abrí la puerta y salí la primera. Aquel día estaba más cansada de lo normal, tanto como para no aguantar más tiempo encerrada con esa profesora. Ésta era mi parte favorita de la mañana. Pasaba entre paredes blancas y azules sin fijarme, buscando el color verde. Mi paso se apresuraba al ritmo que marcaba mi mirada, buscando. Buscando... Mis ojos decayeron entre tanto niño que reía, buscando ser más llamativo que el de al lado, y el pasillo se acabó para mí. Sacudí un momento la cabeza para no enfadarme. Así era imposible encontrarlo.
Abrí la puerta y entré en clase.
sábado, 17 de abril de 2010
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