jueves, 15 de abril de 2010
Los trenes de las estaciones
Si sólo hubiera que correr hasta la estación para no perder el tren todo sería más sencillo. Pensar qué decir al llegar al andén, cómo pedirle perdón y mostrar el arrepentimiento necesario como para ser invitado al vagón es un poco más difícil, teniendo en cuenta que todo esto se debe hacer mientras se esquiva a la gente de la calle. Pero el verdadero problema es llevar haciéndolo durante diecisiete años, correr todas las mañanas por no haber corrido cuando fue necesario. Ahora no tiene mucho sentido, más que el de reírse, a su manera, de la gente que se agobia cuando tiene que correr para no perder los trenes de las estaciones.
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