Ya estaba la decisión tomada. Solo un salto al vacío separaba mi atormentada vida con el silencio pacífico de la nada. Era libre en el aire, fui consecuente con mi decisión. Mi vida entera transcurrida en aquellos segundos donde fui ave y fui feliz convencido de lo que hacía. Tanto sufrimiento que parecía eterno se disuelve en un instante, en una imagen, en una representación. El sinsentido en su máxima expresión se presentó en forma de viento golpeando mi pellejo.
Pero no soy dueño de mí. El médico curó mis heridas sin consultarme. Estoy despojado de la libertad.
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