Berta jugaba dando vuelta alrededor del piano frente al que se encontraba sentado su padre, absorto en la composición de un nuevo tema musical. Pero por mucho que lo intentaba, una vez mas, Berta no conseguía atraer su atención. Apenada se sentó en el sofá y sintió romperse, de nuevo, su alma, contra las teclas de aquel piano.
Su padre se levanto y salio del salón cerrando la puerta.
Berta aprovecho, acercándose sigilosa, tocándolo con curiosidad, abriendo la tapa de aquel piano de cola infinito y cayendo en su interior.
Desde entonces, las voces de los pianos se desafinan de vez en cuando. O desde entonces, eso creemos, sin darnos cuenta de que es el llanto de Berta, intentando salir
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