En mi despensa guardo varios quesos en añejamiento. Todas las noches sale un ratón y se come un trozo de uno de ellos, arruinando mi colección.
Le he puesto trampas pero las evade y no lo puedo cazar.
Compro un gran gato gris llamado Lionel, experto en cazar ratones.
Lo dejo suelto para que ronde por la casa.
El gato se come al ratón. Yo me como el queso.
Esa noche ambos dormimos tranquilos a pata suelta, con la panza llena, el gato y yo.
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