Un día me llevaron a un sitio mágico de luces y colores, sonidos y melodías. Ese día vi cosas fantásticas que colmaron mi imaginación infantil. Desde entonces me propuse ser trapecista, aunque mis esfuerzos no prosperaron. Después quise ser payaso, pero tampoco funcionó. Así hasta una larga lista de oficios y sueños.
Finalmente, en la plenitud de mi vida decidí formar una familia, eso sí, jamás llevé a mis hijos al circo. ¡Les llevaba a contemplar el mar!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario