La mujer dejó caer en el diván su juvenil cuerpo tan vencida, que de su espíritu senil escapó un sentido ¡Ay!.Preparó la cena y esperó.Dicen que a todo se acostumbra uno.Mentira.Lo bello se aja; el dolor siempre va de estreno.
Mejor dormir.
El golpe llegó violento.Notó el diente clavado en la carne y el acre de la sangre.
-¡Viciosa!
Ella no levantó la cabeza.Al cabo, oyó el cadencioso crujir del lecho.
Después, silencio.
Se aovilló y sintió que se orinaba encima.Se abrazó con fuerza al Miedo y éste la arrulló hasta que se quedó dormida…velando paciente para despertarla al amanecer.
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