viernes, 9 de abril de 2010
EL ABRAZO DE MORFEO
Los ojos se me vuelven a cerrar. Aunque no lo noto, los párpados me pesan más de lo normal. Lucho contra mí mismo para mantenerlos abiertos. Es un querer y no poder, aunque parece que poco a poco vuelvo a dominar la situación. Consigo seguir despejado durante unos segundos, el tiempo suficiente para leer las últimas líneas. Lo conseguí. Pero antes de saborear mi triunfo, caigo exhausto en los brazos de Morfeo.
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