Galopan los caballos, bello enjambre de saltos, explanada apaciguada por el agua, solo la lluvia y los caballos. Salpicaduras de los vientos que no cesan. Y no existen los caballos.
Llueve, crecen los ríos, desborda el agua la explanada, se ahogan los caballos. Y no son los ríos que nos llevan.
Chocan los gritos, guerra solitaria en el pensamiento, solo los gritos sin refugio, y el grito es otros gritos, los gritos que recuerdan la huida de los ríos sin caballos. Me despierto.
Los sueños tienen sus duras servidumbres. Y no son pocas vivir en una alcantarilla.
viernes, 9 de abril de 2010
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