La noche se me ha echado encima, las nubes cubren la luna llena, no hay nadie por la calle, solo el ruido de las hojas de los árboles agitadas por el viento me acompañan durante mi regreso a casa.
Sigo caminando, aligero el paso, escucho pasos, miro para un lado, miro para otro, miro hacía detrás, no veo nada. Continuó, vuelven los pasos, vuelvo a mirar hacía detrás, veo alguien, me apunta con una pistola, aprieta el gatillo:
-¡Pum!
Se enciende la luz de mi habitación, era mi madre, me vuelve a salvar la vida, como hace cada noche, desde que vi aquella dichosa película.
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