viernes, 9 de abril de 2010
ARDENTIS
Rodeado por un bellísimo humo me encontraba perdido en la oscuridad frívola de un pub, embargado por la caprichosa melodía no la vi entrar, la suerte me encontró desprevenido, pero ella me busco con el azul inmenso de sus ojos. Me vio, la vi, por un instante creí que el ardor de mi pequeño cuerpo haría estallar el fuego de mis entrañas, pero permanecí indiferente, ausente, deseando, solo deseando la leve caricia de sus larguísimos dedos de pianista, ¿quién si no iba a conocer mejor que yo sus manos? , me tomo entre ellas y jugueteó conmigo un ratito, agradecido por su dulzura prendí su cigarrillo con las fogosas llamaradas que brotaron de mi corazón y…volví a ser feliz.
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