Desde la nube donde vivía contemplaba fascinado lo que conformaba la naturaleza. Lo que más admiraba era tal variedad de flores y cuando quería, viajaba en menos de dos segundos desde Canadá a la India para deleitarse observando una bella flor de loto.
Esa noche se encontraba bastante cansado y se quedó dormido pronto. De repente, lo despertó un enorme estrépito. Lloró hasta cubrir a todos con sus lágrimas mientras contemplaba atónito cómo todos los bosques y valles se destruían, cómo a la capa de ozono se le rasgaban las entrañas.
Observó el cielo azul, sereno. Al despertar del horrible sueño de destrucción en el que había estado inmerso, sonrió creando en el cielo un arco iris de colores en honor al color de las flores que tanto adoraba.
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