Me enfrento a páginas vacías… a su encanto… a su inmaculado tacto… llenando con trazos de tinta negruzca su brillante esplendor. Me duele el pecho… pero ya he empezado, ya he roto su pureza. Tiembla mi pulso y se acelera mi corazón.
Paro, me detengo.
No escribo.
Ciño infinitas opciones en mi cabeza para expresar esta pena: ¿tal vez una canción? ¿O una monserga? Me pregunto… ¿Cómo mantendrán mis tontas palabras tu atención? Quiero que leas hasta la última palabra, extasiado, frenético… quiero transmitirte mi locura, mis gritos callados… quiero que lee en voz baja mis lamentos, que te llegue su estruendo...
¡Silencio!
Guarda silencio como yo he hecho hasta ahora.
Traga saliva. Contén el llanto. Ahógate en sollozos…
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