Desperté, me mire en tus chispeantes y perdidos OJOS, mis MANOS comenzaron a tener otra vida, eran dos viejos duendes, cansados y arrugados pero muy calidos y delicados. Esas criaturas que tanto han escrito, dibujado, señalado, ayudado día a día a ser lo que YO ya NO soy.
Mis duendes además de hacer todas esas cosas por mí , te ayudan cuando TU lo necesitas o me lo piden tus OJOS, acompañan mi voz cuando te hablo, te alimentan , calman tu dolor cuando te acaricio, sientes su calor haciendo que TU ya NO seas.
Estos duendecillos que siempre me acompañan siguen siendo seres maravillosos para mí y para ti.
En los momentos de alegría, tristeza, rabia, dolor acompañan nuestro NO camino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario